En una cultura abiertamente machista que le da preponderancia a la virilidad y vigor de los hombres, no es raro encontrarse con concepto icónico del pene. De hecho éste, en la cultura occidental, desde la época del imperio romano, y quizás desde antes, ha sido comparado con una espada. Incluso, de esa comparación entre órganos sexuales e instrumentos bélicos, el órgano sexual femenino obtuvo su nombre; vagina viene de vaina: lugar donde se guarda la espada.

En esa representación del órgano sexual masculino como una especie de herramienta invasiva, no es raro que sea común que se le juzgue desde la longitud como principal ‘deber de ser’ para producir placer en su contraparte femenina.

Hay, entre las mujeres principalmente, dos concepciones a la hora evaluar un buen pene: tamaño y desempeño. Cabe decir que entre sí no se excluyen, pues puede haber una complementariedad entre ambas ‘cualidades’.

El tamaño sí importa, tanto que se ha hecho una investigación para develar esa encrucijada. Esto es lo que dice el sexólogo Roberto Tirado, “El tamaño normal del pene de los hombres latinoamericanos está entre los 12,5 a 13,5 centímetros en erección, lo que es suficiente para producir una estimulación adecuada, ya que el tamaño de la vagina en estado normal es aproximadamente de unos nueve centímetros de diámetro y en excitación puede llegar a 11 ó 12 centímetros”.

El pequeño

Debido a alteraciones en la época de gestación del feto, se han dado casos en hombres adultos con penes que no pasan de los cuatro centímetros. Algunos llevan con dignidad su situación, e incluso tienen vidas sexuales satisfactorias, pero otros no son felices hasta que se practican un alargamiento de miembro.

Según el especialista, la mayoría de la estimulación de la vagina está en la vulva (labios mayores, menores y clítoris), necesitándose solo unos tres o cuatro centímetros para estimularla. Lo que no quiere decir que a los ojos de una mujer un pene de ese diámetro resulte atractivo. El tamaño resulta un factor psicológico de percepción e incluso fetichista para ambos sexos.

“Hablando de funcionalidad a la hora de estimular satisfactoriamente la vagina, la longitud podría pasar a un segundo plano, lo que podría pesar más sería el grosor del pene, ya que un roce uniforme y constante de éste con las paredes de la entrada de la vulva garantiza una buena estimulación”, agrega Tirado.

El grande

Asimismo, el experto concluye que un pene de unos 18 centímetros ya empieza a causar cierta molestia, porque aunque la vagina se ajusta a cualquier cuerpo que entre en ella, desde un dedo a un espéculo, el cuello del útero (la parte más profunda de la vagina) no tiene muchas terminaciones nerviosas a las cuales estimular.

Un pene que pase de los 18 centímetros podría demorarse más en alcanzar su máximo de erección e, incluso, se podría mantener por menos tiempo. Aunque los expertos dicen que un pene de gran longitud tendría la ventaja evolutiva a la hora de la reproducción, de llevar los espermatozoides más adentro de la vagina, evitándoles unos cuantos centímetros de trecho hasta el óvulo.

De igual forma se han atrevido a decir que un pene largo y grueso puede desplazar el semen de otro hombre, funcionando como ‘herramienta de raspado’, limpiando el canal vaginal del esperma ajeno. Esto en el caso de que una mujer tuviere relaciones sexuales con dos o más hombres en un período corto, lo que le daría preponderancia a aquel bien dotado.

Queda claro que un pene grande no es, necesariamente, el secreto para descrestar en la cama. El tamaño influye en la parte psicológica y perceptiva: para hombres, en sentirse bien con lo que tienen.

Para las mujeres se convierte en una ‘valor agregado’que en la práctica no va más allá del morbo que produce ver una herramienta notablemente grande. Como dicen por ahí: la magia la hace el mago y no la barita, y estoy totalmente deacuerdo con esto, y tu??